Tras un viaje de 8 horas aproximadamente, un sueño reparador (aunque nuestro amigo cordobés no pegara ojo) y un rico desayuno en el tren llegamos a San Petersburgo como a las 8 de la mañana. Por cierto, nos levantaron media hora antes de llegar y fue un poco caotico vestirnos y preparar la mochila con tan poco tiempo, pero fue divertido!! El tren nocturno es algo que no se puede dejar de hacer en Rusia, es genial!
Nuestro tren a la llegada a San Petersburgo, la cara de sueño aun es evidente...
Tras un par de paradas de metro, porque la estacion es muy centrica, llegamos a nuestra parada Sadovaya para ir al albergue a intentar hacer el chekin y dejar las mochilas.
Dios, que sorprendente ver nuestro albergue!!! La foto lo dice todo!!!!! Un patio en ruinas, aunque por dentro menos mal, estaba muy limpio, muy nuevo y muy arregladito, pero al ver esto a quien no le entran ganas de cambiar de albergue... ;)
Hostel Sabrina en San Petersburgo
Total que llegamos y había dos mujeres fumando en la puerta que nos acompañaron dentro (no entendian ni papa de ingles), pero muy agradables nos hicieron pasar, nos ofrecieron un cafe y nos dijeron que esperaramos como a las 9 que llegaria la recepcionista. Al rato otro chico trajeado pero muy raro que daba miedo, parecía albanocosovar lo menos, intentó buscar nuestra reserva pero luego supimos que era el vigilante, total que tampoco entendía nada.
Finalmente llegó nuestra recepcionista favorita, una rusa de las bordes bordes, lo peorcito, no nos queria hacer la registration visa, casi no hablaba ingles y las formas no eran lo suyo, no era nada personal, con el tiempo nos dimos cuenta de que era así de agradable con todo el mundo.
Total, que dejamos nuestras mochilas en la habitación, curiosamente no habia llave ni para la puerta de entrada del edificio ni para la puerta de entrada del albergue... jeje.
Ya acomodados empieza nuestro día en San Petersburgo, vamos camino del Ermitage, viendo antes la catedral de san isaac, el jinete de bronce o el almirantazgo.
Catedral de San Isaac, a la cupula subiremos mas adelante.
Estatua del jinete de bronce, representa a Pedro el Grande creador de la ciudad aplastando la serpiente de la traición.
Almirantazgo, edificio de la marina rusa. La torre (en obras) se ve desde cualquier punto de la ciudad.
Finalmente llegamos a la impresionante plaza del palacio donde nos esperaba el Ermitage. La cola para entrar fue como de una hora, mas la cola de dentro para sacar la entrada de otra hora aproximadamente, la organización se puede mejorar...
Los rusos tan educados, se intentan siempre colar, se pegaban en la cola, se quitaban el dinero de la taquilla para ponerse ellos, se empujaban... etc. Entramos gratis por ser estudiantes... claro ejemplo de que son un poco pasotas.
Plaza del palacio, con el ermitage al fondo y la columna de Alejandro, este pilar es el monumento autoestable mas grande del mundo, o eso dicen...
Dentro del Ermitage, nos encontramos un museo impresionante y un palacio de lujo, dos en uno. Tras visitarla estamos convencidos de que es la mejor pinacoteca del mundo. Un museo en el que curiosamente se pueden hacer fotos, en teoria pagando mas... 5 horas de visita al museo son la muestra de lo enorme que es, los calambres en las piernas nos lo recordaban... jeje
Escalera principal del palacio de invierno-ermitage
Tras la dura visita del museo nos tocaba un pequeño placer, ir a la opera al teatro mas representativo de la ciudad, el teatro Mariinski. Cogimos las entradas y como llovía a mares buscamos el bar Est, fue curioso porque no lo encontrabamos por ningun sitio, miramos como 4 bares que no nos gustaban. Al final, nos metemos en uno cutre y toma ya, era el que buscabamos!!! El sitio era interesante, comimos setas julienne y pelmeni que son platos tipicos y tomamos unas cervecillas.
Llegó la hora de entrar al teatro, y ver la opera "El viaje a Reims" en italiano.
Teatro Mariinski
En la ópera, coincidimos con un abuelete portugués a nuestro lado que hablaba español, que casualidad. El teatro era de pelicula, super bonito y la obra (aunque fuera en italiano, no nos enterabamos de mucho) merecio la pena, las voces increibles, y estabamos sentados en un sitio espectacular. Por cierto, que las entradas del teatro para no rusos cuestan el doble que para ellos. En un momento de la obra, como estabamos al lado de una pasarela que habia en el centro, yo Silvia me comí el traje (asi con muchos volantes) que llevaba una de las cantantes... Que verguenza!!!!
Tras miles de aplausos y bravos terminó la obra y decidimos ir a cenar al restaurante 1913 muy recomendado por las guías. A las 23:00 llegamos y estaba completamente vacio, habia un chico solo para el ropero incluso, y nada un sitio muy elegante, donde comimos ensaladilla rusa¡¡¡ y arenque que es tipico, bien decorado, con velitas... Alli nos encontramos con la primera camarera simpatica y no era rusa. Cenamos bien y con todo el local para nosotros, para variar...
Restaurante 1913 San Petersburgo
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